El miedo, como emoción, es una respuesta automática del organismo ante una amenaza real. Por lo mismo tiene sentido de ser y una clara utilidad. Buscar eliminarlo es una tarea que carece de propósito.
El temor como sentimiento es resultado de amenazas construidas de forma artificial. Se distingue del miedo por el hecho de que no responde a una amenaza real. Nuestra mente tiene la capacidad para crear escenarios que sólo existen en ella y que pueden nunca presentarse. A pesar de ello su nivel puede ser tan alto como para llegar a generar desesperación y angustia.
Llamamos valentía a la capacidad para enfrentar con determinación, soltura y ligereza una amenaza. No es valiente quien no siente temor, sino quien sabe cómo enfrentarse a sus temores.
Pareciera que, en general, hoy en día vivimos llenos de temores y angustias. Son muchos y de todo tipo, los hechos que día a día inundan nuestras fuentes de información. La gran mayoría nos relatan situaciones que, de una u otra forma, se nos presentan como amenazantes. En nuestro país hablar de la inseguridad y del crimen organizado es cosa demasiado frecuente.
Adicional a los hechos reales está la interpretación y sentido que le damos a lo que nos es informado. Con las interpretaciones que hacemos nos generamos una gran carga emocional. Así despertamos recuerdos que nos llevan a imaginar que nos sucederán situaciones, si no trágicas, si de alta preocupación, y terminamos por construir amenazas que sólo existen en nuestra mente.
Por eso es que vivimos con un alto sentido defensivo. Vemos peligro en donde no lo hay. Nos conducimos con un alto sentido de alerta. Perdemos la confianza y nos sentimos inseguros. Observo a muchas personas que viven angustiadas por lo que se imaginan que les puede llegar a suceder. No se dan cuenta que todo esto los paraliza. Dejan de actuar y, al hacerlo, provocan que sus temores se conviertan en realidades.
Existe un amplio catálogo de situaciones o condiciones que nos pueden llevar a vivir atemorizados. Es completamente natural que ante un riesgo o peligro se tomen precauciones, sólo hay que desarrollar la capacidad para verificar lo real de dicha situación. En ocasiones la amenaza sólo es producto de nuestra mente. Se puede tener miedo a la enfermedad, a la muerte, a una pérdida sensible, a la inseguridad que hay en nuestro medio, a los conflictos con otras personas, al abandono, a vivir en soledad, a ser lastimado o a lastimar a alguien mas, a ser avergonzado, etc.
En fin, existen una cantidad grande se causas del temor. Lo relevante es detectar cuales son reales y cuales imaginadas. Con ellos se puede iniciar un proceso para manejarlo de forma efectiva.
El miedo como emoción es individual. Sin embargo, producto del manejo que hacemos del mismo, se vuelve sumamente contagioso, llegando a generar un temor colectivo. El contagio genera un proceso de bucle o retroalimentación de reforzamiento que lo lleva a niveles insospechados, hasta convertirse en una epidemia social.
Con independencia de si se trata de una condición individual o colectiva es necesario saber acerca de los procesos emocionales relacionados con el miedo y el temor, para aprender a manejarlos. Especialmente en un entorno en el que existe una gran industria que, al menos en parte, vive de generar miedo. Hoy en día la mayoría de las noticias en nuestro medio son acerca de situaciones que despiertan esta condición.
De forma prudente y efectiva necesitamos alejarnos de dichas fuentes. Si bien es necesario estar informados, debemos seleccionar los medios y notas que nos ayuden a generar una mayor calma. También es necesario incrementar el autoconocimiento. Saber cómo reaccionamos, nos abre la posibilidad de ser más efectivos para manejar los temores. Por ello resulta indispensable aprender a controlarse. Existen variadas formas que ayudan en este propósito.
Una manera recomendable para iniciar, es que cada quien lleve a cabo una autoexploración para determinar su situación particular en relación al temor. Mejor aún, si el ejercicio lo realiza en conjunto con alguien más; puede ser una persona de su entera confianza que le apoye a precisar y mejorar su situación. Cuando lo que se descubre es de un nivel que se cree factible de corregir por sí mismo, hay que iniciar con un programa establecido por cada quien. Si en la exploración descubre que no está pudiendo controlar sus temores y que no sabe como lograrlo, debe buscar apoyo profesional.
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