VIVIR CON PLENITUD EL ATARDECER DE LA VIDA

Ahora que estoy en esta etapa del atardecer de la vida, me resulta de primordial importancia descubrir dos cosas, la primera, saber cómo se logra vivirla con plenitud y, la segunda, poner en práctica lo necesario para hacerlo realidad.

Me doy cuenta de que, al llegar a esta instancia de la vida, la mayoría de las personas vamos experimentando una serie de pérdidas. Las más evidentes se relacionan con aspectos físicos. Es un hecho que el cuerpo se mueve con menos agilidad. Empiezan a aparecer dolores y malestares que nunca se habían sentido. El organismo se hace más susceptible a las enfermedades. Todo esto genera la impresión de que la vida nos presenta dificultades y, en consecuencia, se nos hace menos agradable.

También me resulta evidente de que se presentan otro tipo de pérdidas. Por ejemplo, las que se relacionan con la memoria y el razonamiento. Pareciera ser que conforme se avanza en la edad, el cerebro se va deteriorando al grado de que cuesta más trabajo recordar sucesos o aprender cosas nuevas.

Otro hecho del que me percato es que las personas que, al igual que yo, se encuentran en esta etapa de la vida, al menos en la mayoría de los casos, dejan de tener ciertas actividades, como las relativas al trabajo, o las que tienen que ver con atender a los hijos, pues ellos ya migraron de casa. Entonces da la impresión de que se van generando vacíos difíciles de llenar.

Es natural que también se vayan perdiendo seres queridos como son familiares y amistades que se nos adelantan en el paso de la muerte. Da la impresión de que en esta etapa nos vamos llenado de pérdidas y de dificultades, y que esta situación nos va conduciendo por un camino tortuoso que, de una u otra manera, nos lleva a padecer. En suma, pareciera ser que llegar al atardecer de la vida es algo indeseable.

Sin embargo, y es mi convicción personal, no es así sino todo lo contrario. Esta es una etapa para cosechar, para descubrir, para ampliar la perspectiva, para incrementar el grado de libertad, para compartir, en fin, para gozar y disfrutar de cada instante. ¡Una etapa de vida que vale la pena vivir!

La pregunta que entonces surge es qué se requiere para vivir con plenitud el atardecer de la vida. Personalmente creo que la respuesta es sencilla. Para lograrlo, estoy convencido, es necesario un enfoque diferente, un cambio de paradigma. Se requiere transitar desde nuestra apariencia hasta nuestra esencia. Para conseguir esto hay que conocer y practicar algunos aspectos básicos. Considero que ya empecé vivirlos y ahora quiero precisarlos.

El primer paso ha sido darme cuenta de que, durante mis etapas previas de la vida, he ido creado una identidad que nada tiene que ver con quien soy en realidad. Dicha identidad se compone de un conjunto de personajes que he venido interpretando, mismos que están relacionados con los roles que he jugado y con los que sigo jugando. Sé que sólo son eso, personajes.

También ha sido necesario saber que mis comportamientos, capacidades, creencias y valores han sido la base desde donde he creado la imagen que tengo de mí. He generado la convicción de que, en realidad, nadie es en sí mismo, ni sus comportamientos, capacidades, creencias, valores, pensamientos o sentimientos. Todos ellos son sólo aspectos de la personalidad, misma que va cambiando con el paso del tiempo. Se trata únicamente apariencias que nada tienen que ver con la esencia misma de quien somos.

Para vivir con plenitud el atardecer de mi vida, he aceptado la invitación al despertar de la conciencia para, desde ahí, descubrir la esencia misma de mi ser. Se trata de vivir la aventura de desprenderme de los personajes con los que me he identificado y con los que los demás me reconocen. He aceptado el reto de bajarme del escenario de las representaciones, para descubrirme tal cual soy y así seguir caminando por la vida.

Tengo la certeza de que la vida tiene sentido en sí misma y trasciende a toda individualidad. Sé que la vida es una sola, y más que todas y cada una de sus manifestaciones. Creo que hay una sola realidad que se muestra de múltiples formas, a través de las cuales nos invita a descubrirla en sí misma. Esto me motiva a seguir develando el fascinante misterio al que pertenezco, que es la vida en sus múltiples expresiones.

En este atardecer de mi vida, me siento llamado a contemplarla, a saborear el sentido que tiene, a comprender que es generosa, reconociendo que las pérdidas en realidad son ganancias que me acercan al misterio de la trascendencia. Así es como al irme acercando al paso final de mi existencia, voy confirmando el sentido de Ser uno con Todo.

1920 1280 Adalberto J. Reiter E.

Adalberto J. Reiter E.

Más de cuatro décadas de experiencia laboral. Las últimas dos dedicado al desarrollo humano. Con una metodología propia para el crecimiento integral de la persona.

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